A principios del siglo XVIII el gobierno inglés promulga una amnistía para los piratas que desearan incorporarse a una vida normal y renunciaran a seguir con su vida al margen de la ley. Muchos se acogen a esta amnistía pero otros seguirán ejerciendo la piratería. Jamaica ha dejado de ser el paraíso que era y se verán obligados a buscar otro lugar en el que asentar sus bases. Así comenzarán a reunirse en las Bahamas o las Lucayas, formadas por cientos de islas, islotes y peñascos, de posesión británica, situadas en un punto estratégico dada su proximidad a la zona de paso obligado de naves españolas. El gobernador de las islas, Robert Clark, acogía a los piratas por los beneficios que podían aportarle.
A partir de 1714, con la Paz de Utrecht, se produce un nuevo cambio en el Caribe, ya que el comercio americano se abre parcialmente y ya no es un monopolio exclusivo de España, por lo que la piratería pasará a convertirse en un problema para todas las potencias europeas que comercian con América. Al unir sus fuerzas logran acabar con la piratería del Caribe.
En el siglo XIX ya prácticamente no hay piratería en América. La esclavitud es perseguida en la mayoría de los estados de América del Norte, las colonias del norte han conseguido la independencia y las del sur la irán adquiriendo a lo largo de este siglo. Así que el oro y la plata ya no abandonarán tierra americana con la facilidad y cantidad de antaño. Las potencias europeas ya no solicitan los servicios de los corsarios, que había sido la principal causa del auge de la piratería en América. Cambia, por tanto, el contexto histórico y cambia el escenario en el que se venía desarrollando la piratería: hay menos riquezas circulando por los mares, los corsarios ya no son contratados, la persecución aumenta y se multiplican las ejecuciones públicas.
Por otra parte, la navegación va evolucionando y a principios del siglo XIX surgen los primeros barcos de vapor, financiados por los gobiernos. Estos barcos son mucho más rápidos que las naves de vela piratas.
La piratería seguirá existiendo, como sigue existiendo en nuestros días, pero se traslada a otras zonas donde hay más posibilidades y facilidad para hacerse con un botín: China, Malasia, Indonesia… Serán los nuevos escenarios de las acciones sanguinarias de los bandidos del mar.
Fuente:
Navajas Josa, Belén (2003, octubre). Piratas, corsarios, bucaneros, filibusteros y contrabandistas en la América española (siglos XVI, XVII y XVIII). Artículo en línea. Disponible en http://www.ufv.es/docs/foro_revista_6.pdf Consultado el 25 de noviembre de 2008.
Elaboró:
Francisco Octavio Valadez Tapia
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