La actividad de pirata es tan antigua como la navegación. Nació en el Mediterráneo y es a partir del siglo XVI, sobre todo en América, donde adquiere nuevas modalidades, un carácter de leyenda y nombres que se han hecho sumamente famosos.
Ahora bien, muy a menudo se suele uitilizar de forma indistinta nombres para dirigirse diversas actividades de la piratería, pero es preciso hacer algunas aclaraciones.
Pirata, de manera general, es aquel bandido que roba en el mar por cuenta propia.
Por pirata - corsario solía designarse al ladrón que robaba en una embarcación armada, con permiso del gobierno de su país, este permiso se denominaba carta de marca o patente de corso.
Durante la Edad Antigua y la Edad Media, los Estados, al carecer de flotas militares, tenían que recurrir a las naves de particulares, los cuales actuaban legalmente atacando a los enemigos del Estado que los hubiere contratado o dado el permiso y beneficiándose de las riquezas obtenidas.
Hasta fines del siglo XVIII, la llamada actividad de corso no empezó a ser condenada.
Otra modalidad de piratería era la ejercida por los bucaneros, quienes inicialmente fueron una especie de aventureros europeos, algo salvajes en su comportamiento, que robaban reses y cerdos en la isla de Santo Domingo y después comercializaban con tal botín entre los barcos que atravesaban la zona.
Por último, también se habla del filibustero, nombre dado a ciertos piratas del siglo XVII en las Antillas, que lucharon por la emancipación de los dominios españoles de ultramar.
Fuente:
Entrevista realizada a la marino Mariana Venegas Hernández, guía de turistas del Museo Histórico Naval de la Ciudad de México, el día 6 de diciembre de 2008. El Museo Histórico Naval esta ubicado en el cuarto piso del Palacio Postal (Eje Central y Tacuba) y es el único en su especie en el Centro Histórico, con una superficie de 1,346 m2.
Elaboró:
Francisco Octavio Valadez Tapia
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