martes, 9 de diciembre de 2008

Inglaterra como potencia marítima en los siglos XVIII y XIX


Las razones que impulsaron a nacionaes como España, Portugal, Francia, Holanda e Inglaterra a alcanzar la categoría de potencias oceánicas fueron algo más que la simple necesidad de ir al mar, es decir, algo más que ser un explorador.


Las luchas europeas se mostraban fácilmente; nebulosos feudalismos regionales se colocaban progresivamente bajo el dominio de señores y reyes, una creciente clase mercantilista presionaba por una protección más centralizada favorable al comercio e industria.


Éstas y muchas otras fuerzas de pensamiento y actividad de reciente creación, entre las cuales figuraba la perenne necesidad de establecer más impuestos, se combinaron para empujar a los reinos del litoral atlántico hacia los mares.


Así se dejó listo el terreno para las luchas por el dominio inglés del mar, y por las vacilaciones rítmicas entre el poder terrestre y el marítimo.


Gran parte de la historia de Inglaterra se basa precisamente en el poder naval.


Si estamos de acuerdo que el Mediterráneo dio lugar al nacimiento del poder naval inglés, entonces debemos considerar que las guerras inglesas contra Francia le dieron estado de adultez. El poder inglés estaba en cualquier lugar a donde pudieran llegar sus buques, hasta que progresivamente una nueva potencia marítima hizo su aparición: Estados Unidos de América (pero tal prevalencia se dará en el siglo XX).


Decía el filósofo y político inglés Francis Bacon (1561-1626): "El que domine el mar tiene gran libertad de acción, y puede hacer la guerra en la mejor forma que le parezca". Y eso fue lo que Inglaterra hizo durante buena parte de los siglos XVIII y XIX.



Fuente:


Guzmán Lanfranco, Edmundo (2007). “Preponderancia del poder marítimo”, en Revista de Marina, Núm. 3, Armada de Chile, Valparaíso.



Elaboró:


Carlos Arturo Herrera Galván

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